Últimamente, he estado reflexionando sobre el verdadero motor del crecimiento profesional. ¿Es conocimiento técnico? ¿Credenciales? ¿Años de experiencia? Si bien todo esto es importante, hay un factor que a menudo se pasa por alto: la adecuación cultural.
Mi propio viaje es prueba de ello. Estudié diseño gráfico y, al principio de mi carrera, mi contratación se basaba casi exclusivamente en lo que podía hacer. Pero mi verdadera evolución comenzó cuando una empresa se arriesgó conmigo, no solo por mis habilidades técnicas, sino también por mi capacidad para aprender, por mi forma de pensar y por la forma en que me relaciono con los demás. Fue entonces cuando me di cuenta de que las habilidades se pueden aprender, pero el entorno en el que creces es lo que realmente da forma a tu trayectoria.
Nunca imaginé que estaría en ventas, pero acabé haciéndolo. Nunca me vi a mí misma como consultora, pero aquí estoy. No me consideraba un profesional de RRHH, pero hoy dedico gran parte de mi tiempo a crear equipos fuertes y eficientes. Ni siquiera me imaginé a mí mismo como director de operaciones, y ahora lo veo como mi siguiente paso. Nada de esto ocurrió por casualidad, fue el resultado de trabajar en organizaciones que valoraban mi potencial y me dieron el espacio para crecer.
Las claves para un auténtico crecimiento profesional
¿Dónde estás hoy?
Si alguna vez te has preguntado si estás en el lugar correcto, tal vez la verdadera pregunta no sea «¿Sé cómo hacer esto?» sino más bien «¿Este entorno me impulsa a crecer?»
Porque al final del día, se pueden adquirir habilidades técnicas. Pero el ajuste cultural es lo que realmente abre las puertas y da forma al camino hacia el éxito profesional.